Descubro en Twitter que se cumplen 20 años de la primera publicación en la web del New York Times. Y recuerdo de repente aquel momento en que envié mi primer correo electrónico, allá por octubre de 1993.
Hacía muy poco tiempo, quizá nada más que 3 ó 4 años antes, que la web se había abierto al gran mundo y se había empezado a utilizar fuera del entorno militar o puramente académico. Yo la descubrí al llegar a la Universidad, en aquel octubre del ’93, y aquello parecía cosa de magia.
Hoy, casi 23 años después, enviamos a través de internet dossieres de medicamentos para su registro, nos comunicamos por WhatsApp, publicamos contenidos en redes sociales, pagamos impuestos, la luz, o lo que se tercie. Cobramos nuestro sueldo, pagamos la hipoteca, y compramos entradas de cine por la misma vía y sin moverte de casa. ¡No sabríamos vivir sin internet!
Casualidades de la vida: justo hace un momento mi madre, mirando su Facebook, me comentaba que un contacto suyo ha publicado un video de YouTube de alguien que se pregunta qué pasaría si nos quedáramos sin internet…
Y ante eso yo solo puedo pensar que, si en estos 23 años desde que descubrí la red de redes ha habido tantos cambios –velocidad 4G en el móvil, fibra óptica, tablets, documentos en la nube…– qué no veremos en los próximos 23.
Espero estar allí para verlo y disfrutarlo. Y volver a maravillarme, como lo hice entonces.